Ante la masiva aparición de concursos a la calidad del AOVE -tan sólo en los últimos meses se han creado más de una decena-, los catadores colegiados más reputados del sector han decidido denunciar la ausencia de los más elementales protocolos en la organización de estas nuevas competiciones, así como su vertiente puramente comercial. Envases comerciales a la vista de la organización y de los catadores, degustaciones en envases de plástico transparente, jurados compuestos por influencers y coaches de marcas de AOVE sin colegiación ni experiencia alguna en cata... e incluso concursos cuyos plazos finalizan sin indicar siquiera los miembros del jurado en ningún momento. ¿Estamos ante el nuevo business del sector? Catadores y productores, cuya reputación está en juego, merecen saberlo.
Organizadores de ciertos concursos: ¿Jueces o parte?
“Hay demasiados concursos que ni siquiera publican sus bases, que son totalmente opacos en cuanto a los procedimientos de sus catas y los miembros de su jurado, y otros que directamente han tomado el camino fácil y llevan a cabo catas virtuales, lo que arroja cero garantías de credibilidad”, denuncia Maria Katsouli, jefa de panel de vino y catadora de aceite de oliva, editora de Elaion 2014, profesora del College of Hospitality Gastronomy Studies para aceite y vino y miembro del jurado de importantes concursos nacionales e internacionales de vino y AOVE. “En los últimos años hemos visto a organizadores de competiciones con sede en Grecia lanzar concursos en ciudades y países con nombres muy comerciales como Londres, Berlín y Canadá únicamente para capitalizar el renombre que pueden tener estos lugares”.
El postureo llega a la cata
Preguntados acerca del intrusismo que están sufriendo los catadores en estos concursos donde se mezclan catadores profesionales con otros perfiles como chefs, asesores o, incluso, influencers, Pepe Alba se muestra estupefacto. “Me parece una total temeridad e injusticia contra los catadores profesionales, pero también contra los consumidores que valoran la auténtica calidad de los AOVEs que consumen”, manifiesta, para después concluir que espera y confía en que se “solucione rápidamente esta lamentable situación de falta de seriedad con vistas a reconocer los auténticos concursos, la metódica aplicada y los profesionales bien formados en este ámbito”.
“La valoración organoléptica de un concurso no puede regirse por preferencias hedonísticas o de otro género, y contar con personas con experiencia en otras áreas -por muy dilatada que sea- pero que carecen del conocimiento mínimo necesario acerca de las normas para evaluar los caracteres sensoriales de los aceites”, evidencia Marino Uceda. “Estos criterios, diferentes a los establecidos en las normas, alteran los resultados de la cata, ofreciendo resultados poco fiables y nada homologables”, asegura el socio fundador y consejero de IADA Ingenieros.
“Estamos viendo a organizadores de competiciones con sede en Grecia lanzar concursos en ciudades y países con nombres muy comerciales como Londres, Berlín y Canadá únicamente para capitalizar el renombre que pueden tener estos lugares”
Maria Katsouli, que cuenta con una larga experiencia también en el sector del vino, compara la situación de los concursos de AOVE con la que atraviesan los del mundo enológico. “El aspecto recreativo del vino permite la presencia de catadores de diferentes orígenes y niveles de experiencia en los concursos de este sector, pero no es en absoluto el caso del aceite de oliva que, a diferencia del vino, es ante todo un producto alimenticio”. A un concurso formulado en forma de show y con fines puramente comerciales no le interesa un perfil de catador cuya formación profesional es mayoritariamente académica, ya que “a menudo trabajan para la Administración pública -un perfil que ha sido durante mucho tiempo el estándar de la industria en la evaluación organoléptica del AOVE- y tienden a ser demasiado tímidos en las redes sociales”, reflexiona Katsouli.
En cualquier caso, el postureo de estos certámenes en torno al papel del catador es realmente injusto para una profesión que, como bien dice Mª Paz Aguilera, “requiere de mucha preparación, formación y esfuerzo”. “Cuando cato una muestra siempre pienso en todo el esfuerzo que ha realizado el productor y el agricultor hasta llegar ahí, les muestro mi absoluto respeto”, afirma tajante la experta.
¿Muestran ese mismo respeto los nuevos concursos y sus organizadores? Juzguen ustedes mismos.