Los desafíos de las malas hierbas en el olivar son importantes y variados según las zonas, a lo que se añade la reducción de materias activas para su control. Así, en los últimos años se han incrementado los problemas de establecimiento de especies resistentes a glifosato (Lolium sp, Hordeum murinum y Conyza sp) y de inversiones de flora (Bromus sp, Ecbalium, etc), aumentando la superficie con problemas de control de gramíneas, especialmente de Lolium rigidum. Desde hace años, ADAMA está trabajando no sólo para que el olivarero obtenga el máximo control de las malas hierbas en sus campos, sino también para intentar frenar el desarrollo de dichas resistencias.
De esta manera, desde la empresa han llevado a cabo varios ensayos en los últimos años para poder recomendar el mejor posicionamiento de los herbicidas de su catálogo para lograr una gestión óptima de las malas hierbas con el objeto de obtener el máximo control de éstas, así como el máximo potencial de cosecha de los olivares.
La germinación de las principales malas hierbas se concentra en pocos días en otoño-invierno, inmediatamente después de la primera lluvia relevante. Al tratar de eliminarlas mediante labor, pueden volver a enraizar si no se realizan labores profundas.
Para ADAMA, la estrategia de control de resistencias empieza por evitar la germinación utilizando herbicidas de preemergencia o postemergencia precoz con acción remanente, antes de las primeras lluvias importantes. ANIBAL® es un herbicida con triple acción: contacto, sistémico y anti-germinativo, diseñado para aplicar en la fase de preemergencia de las malas hierbas mono y dicotiledóneas, incluyendo las más difíciles.
En los casos en los que no se ha podido realizar un tratamiento en preemergencia o se han escapado algunos ejemplares al tratamiento, la firma recomienda observar periódicamente la parcela y cuando ya hayan nacido la mayor parte de las semillas, realizar un tratamiento en post-emergencia.
Según ha precisado, en gran parte de los campos esto suele ocurrir tras la recolección, siendo el momento idóneo para la aplicación de AGIL®, un herbicida antigramíneo específico, con registro en olivar para control de vallico, espiguilla y cebadilla, entre otros.
Al realizar el tratamiento después de cosechar, se reduce la competencia de las malas hierbas por el abono, optimizando los recursos y facilitando el control de estas, incluso en algunos casos recorriendo a dosis más bajas.
Para frenar la propagación de especies resistentes es importante ir por delante para obtener un control total de vallico y bromo durante la primavera, evitando que las malas hierbas generen semillas para el otoño siguiente. De esta manera, "no dejamos que el problema crezca, solucionándolo desde el principio", ha resaltado.