Este ensayo es la tesis doctoral de la especialista en medicina familiar y comunitaria del Instituto Catalán de la Salud (ICS) en el Camp de Tarragona Roxana Catalin, que comunicó el análisis de los resultados finales del proyecto en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFyC), celebrado en Barcelona los días 14, 15 y 16 de noviembre.
Según ha informado el ICS, está estudiado y publicado en la literatura científica especializada que el factor de riesgo más importante para sufrir una enfermedad respiratoria es el tabaco y que la primera intervención para evitar ese riesgo es, precisamente, dejar de fumar. También es conocido que la Dieta Mediterránea es muy efectiva en la prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y cáncer. Pero lo que todavía no está bien establecido es el efecto que tiene este patrón alimentario sobre la prevención de enfermedades respiratorias, especialmente en los fumadores. "Hay indicios, pero no publicaciones", ha afirmado el doctor Francisco Martín, investigador principal del grupo ISAC y coordinador de la Unidad de Apoyo a la Investigación del Instituto de Investigación en Atención Primaria-IDIAP Jordi Gol en el Camp de Tarragona.
El objetivo que persigue el estudio es incidir, desde las consultas de atención primaria, en unos hábitos más saludables: dejar el tabaco y seguir una alimentación basada en la Dieta Mediterránea para evitar que los pacientes lleguen a tener una EPOC. Concretamente, el estudio pretende evaluar la eficacia de una intervención nutricional con Dieta Mediterránea sobre la función pulmonar en pacientes fumadores sin enfermedad respiratoria conocida. Por tanto, se trata de una intervención preventiva con la Dieta Mediterránea, pero no terapéutica.
En referencia a la metodología de trabajo, se llevó a cabo un ensayo clínico controlado, paralelo, multicéntrico y aleatorizado por conglomerados en los 20 equipos de atención primaria que gestiona el ICS en el Camp de Tarragona. Los participantes en el estudio fueron personas fumadoras, de entre 25 y 75 años, sin patología respiratoria conocida, que se repartieron en el grupo de intervención -usuarios de 10 centros de atención primaria con un programa educativo para aumentar la adherencia en la Dieta Mediterránea; y el grupo de control -usuarios de los otros 10 centros de atención primaria sin intervención alguna en su dieta habitual-. A todos estos pacientes se les hizo una espirometría al inicio, una al cabo de un año y otra a los dos años.
El estudio liderado por Roxana Catalin demuestra que la intervención dietética en pacientes fumadores sin enfermedad pulmonar reduce un 10% el riesgo de que acaben teniendo una alteración de la función pulmonar explica que el trabajo también demuestra que “el fumador que cambia su dieta y se adhiere a la Dieta Mediterránea ahorra perder unos 100 ml. de capacidad pulmonar al año”.
Por tanto, el estudio demuestra que la Dieta Mediterránea protege la función respiratoria. Sin embargo, los investigadores recuerdan que el primer mensaje que se da desde las consultas de atención primaria y las primeras intervenciones que se llevan a cabo son para que los pacientes dejen de fumar.
Hoy 20 de noviembre se celebra el Día Mundial de la EPOC, organizado por la Iniciativa Global contra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (GOLD), en colaboración con profesionales de la salud y grupos de pacientes con EPOC de todas partes del mundo. Este evento tiene como objetivo concienciar a la población sobre la enfermedad y mejorar la atención a las personas afectadas.
La EPOC es una alteración que implica una obstrucción o dificultad persistente en la circulación normal del aire en las vías respiratorias. En nuestro entorno, su principal factor de riesgo es el humo del tabaco. Este inflama y altera la estructura normal de los bronquios y los alvéolos. Los alvéolos son pequeñas bolsas que están en contacto directo con los vasos sanguíneos, donde llega el aire que entra por los pulmones a través de los bronquios, unos conductos que se van bifurcando progresivamente. En los alvéolos es donde se produce el intercambio de gases entre el medio exterior y el interior del organismo; es decir, es donde el oxígeno pasa a la sangre y se elimina el dióxido de carbono. El resultado es una dificultad progresiva para respirar adecuadamente, que se traduce en falta de aire al realizar las actividades habituales de la vida diaria.