Ser productor de aceite de oliva supone un trabajo muy desafiante en el que tienes que utilizar muchos “sombreros” y desempeñar diferentes roles si quieres que tu marca triunfe en el mercado. El papel del empresario, el agricultor, el ingeniero agrónomo, el maestro de almazara, el catador, el experto en marca y marketing, el promotor e influencer en redes sociales, el contable y el comercializador. No sólo es cansado leerlo sino también desempeñarlo.
En la era de la especialización en la que vivimos, se puede entender que si intentas desempeñar tú sólo estos roles, seguramente no triunfarás en todos ellos y tu marca no alcanzará el éxito que siempre soñaste. La clave reside en aprender a confiar en los demás y delegar.
Pero ¿es fácil para los productores de aceite de oliva confiar partes de su marca a otras personas y que éstas se alineen con su misión y visión? Desde mi experiencia, éste es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los productores y nuevos emprendedores. Y es que ser un emprendedor exitoso requiere primero una auto-reflexión, superar creencias limitantes, aprender a confiar y mucho más. Implica descubrir tu alma, tu verdad, tus habilidades blandas y silenciar a tu saboteador interno.
El apoyo y la formación a través del coaching parece ser la herramienta adecuada que puede ayudar a los productores de aceite de oliva y a las start-ups a dar los pasos correctos y construir una marca exitosa.
El coaching es una herramienta valiosa que muchos emprendedores llevan utilizando durante años en otros sectores empresariales, pero es bastante desconocida en el sector del aceite de oliva.
¿Qué es el coaching?
El coaching no es una terapia, no es una consultoría ni una guía. El coach nunca le dice al coachee qué hacer, sino que a través del arte de preguntar crea “ahá moments -efecto eureka-“ y libera el potencial de una persona para maximizar su rendimiento y encontrar soluciones a sus problemas. Supone ayudarla a aprender en lugar de enseñarla o asesorarla.
La parte esencial del coaching es ayudar a las personas a aprender a silenciar esa voz interior y permitir que sus instintos, o su subconsciente, tomen el control. A veces, eso significa distraerla y, en algunas ocasiones, se trata de explorar el “peor escenario posible” y eliminar el miedo.
Se trata de un proceso que se centra en el desarrollo de habilidades específicas para alcanzar objetivos definidos, utilizando nuestra capacidad inherente para encontrar respuestas a través de nuestra propia experiencia y conocimiento. En un contexto profesional, permite a las personas mejorar su desempeño en un rol, lo que conduce a un mayor logro de los objetivos individuales, de equipo y organizacionales.
Juntos, el coach y el coachee practican y desarrollan las habilidades y comportamientos necesarios para avanzar hacia sus metas.
¿Cómo comenzó?
El coaching tiene sus orígenes en el ámbito deportivo, donde quizás estemos más familiarizados con el término “entrenador”. Los grandes deportistas logran su mejor marca personal con la importante contribución de un entrenador. Es poco probable que un atleta de talla mundial se proponga lograr un rendimiento de campeonato mundial sin un entrenador a su lado, por lo que lo mismo se aplica al mundo del trabajo.
El primer entrenador de la historia fue Sócrates, conocido como el fundador de la filosofía occidental. El método socrático, una forma de diálogo argumentativo entre individuos, basado en hacer y responder preguntas, ha inspirado el método del coaching moderno porque a través de preguntas poderosas las personas se ven obligadas a sumergirse en su interior, a reflexionar sobre sí mismas y a descubrir su propia verdad.
¿A quién va dirigido el coaching?
El coaching es para todos. Es un proceso individualizado que puede fomentar un crecimiento rápido y ayudar a catalizar un cambio sostenible.
Un coach ayuda al coachee a desarrollar la autoconciencia en torno a sus fortalezas y motivaciones. En última instancia, esto lleva a cambiar los comportamientos que no le sirven para maximizar su potencial.
El coaching es una inversión que sigue dando resultados. Ofrece valor en el momento y continúa devolviendo beneficios a lo largo de la carrera y la vida.
Creo que los empresarios del sector del aceite de oliva pueden beneficiarse enormemente de la práctica del coaching. Pueden descubrirse a sí mismos, construir equipos más fuertes, negocios exitosos y ser más felices como individuos. Porque no hay felicidad en la vida si no se logran los propios objetivos, la abundancia, el éxito y el equilibrio.