Atravesado por el río Tiétar y sus afluentes, el Valle del Tiétar se caracteriza por su biodiversidad y especial microclima, que propicia que crezcan en sus laderas especies subtropicales y cítricos, al mismo tiempo que el olivo, la higuera y la viña antigua, en orden de abundancia; además de toda clase de frutales y especies forestales, a menudo entremezcladas con los propios cultivos. La comarca presenta una climatología diferenciada y benigna, influenciada sobre todo por la Sierra de Gredos, que proporciona protección frente a los vientos fríos del norte, al tiempo que actúa de pantalla reteniendo en el valle las masas de aire húmedo provenientes del suroeste.
Las temperaturas medias anuales registradas en el Valle del Tiétar se hallan en torno a los 13,5° C, con mínimas alrededor de 7° C y máximas en torno a 20° C, y una media anual de precipitaciones de 700 mm., valores todos ellos dentro de los márgenes idóneos para el desarrollo del olivar. La zona demarcada tiene un periodo libre de heladas de 300 a 350 días, una humedad relativa media anual del 55% y unos registros de insolación que superan las 3.000 horas anuales, por encima de las 2.800 horas necesarias, condiciones idóneas para el crecimiento del olivar.
Con sede en la localidad abulense de San Esteban del Valle, la Asociación Olivareros del Sur de Ávila se constituyó el 18 de junio de 2020 con el principal objetivo de contribuir y potenciar la elaboración de AOVE de calidad en la comarca del Valle del Tiétar y promover las estructuras comerciales para la adecuada distribución de este producto, fomentando la producción agroalimentaria de alta calidad en dicha comarca. Como consecuencia de ello, la Asociación trabaja por lograr un incremento y mejora de las rentas de los productores oleícolas de la comarca del sur de Ávila, impulsando el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales para garantizar la fijación de la población e intentando solventar el problema de la renovación generacional existente en la zona.
En la actualidad, la Asociación -que cuenta con su propia marca de AOVE, Aceite Valle del Tiétar- está formada por las siguientes cooperativas y almazaras del Valle del Tiétar: Cooperativa del Campo San Isidro Labrador (Pedro Bernardo), Cooperativa del Campo San Isidro (Sotillo de La Adrada), Cooperativa San Pedro Bautista (San Esteban del Valle), Cooperativa del Campo La Beltraneja (Mombeltrán), Aceite Los Llanos de Gredos (Arenas de San Pedro) y Prodetiétar Sociedad Cooperativa (Candeleda).
Un paisaje pintoresco y singular
Las plantaciones de los socios -aproximadamente 2.000 hectáreas de olivar tradicional, en su mayor parte de secano y situadas en balcones de difícil acceso- se ubican al sur de la provincia de Ávila, a los pies de la Sierra de Gredos, sorteando barrancos, gargantillas y escarpados riscales hasta llegar al Valle del Tiétar. La peculiaridad de los bancales del Valle del Tiétar es un endemismo agrícola y una singularidad característica de la comarca con taludes verticales de 1-2 metros de altura, recubiertos con bloques de granito local. Los suelos predominantes son franco-arenosos y ácidos, sustentándose el cultivo del olivo sobre suelos desarrollados sobre granitos o materiales arcósicos. Un paisaje pintoresco y singular donde la recogida de la aceituna se sigue realizando como antaño, a manteo y vara.
La zona de producción comprende los siguientes 24 municipios: Arenas de San Pedro, Candeleda, Casavieja, Casillas, Cuevas del Valle, El Arenal, El Hornillo, Fresnedilla, Gavilanes, Guisando, Higueras de las Dueñas, Lanzahita, La Adrada, Mijares, Mombeltrán, Navahondilla, Pedro Bernardo, Piedralaves, Poyales del Hoyo, Santa Cruz del Valle, San Esteban del Valle, Santa María del Tiétar, Sotillo de la Adrada y Villarejo del Valle.
Tal y como demuestran estudios de registros polínicos completos de Olea europaea realizados en el centro del valle como el de Lanzahíta, el olivo se empezó a cultivar en estas tierras en torno al año 140 d.C., en pleno Imperio romano y bajo la dinastía de los Antoninos, la más longeva. Los datos polínicos demuestran sin ningún tipo de ambigüedad la existencia del cultivo del olivo entre los siglos II a VII, durante más de 600 años, entre los imperios de Antonino Pío y Marco Aurelio.
Asimismo, existe constancia suficiente de la importancia de la producción de aceite en el siglo XVII, toda vez que su regulación quedó plasmada en las Ordenanzas de la Villa y Tierra de Mombeltrán: redactadas en 1611, actualizaban las anteriores de 1598 y 1599, que a su vez fueron compuestas sobre las de 1471. En estas ordenanzas se hace mención al cultivo del olivo, donde se señala la prohibición de sacar de la jurisdicción “árboles de ningún género”. Ello podría significar un refuerzo de la “endogamia” varietal en el caso del olivo: variedades introducidas primigeniamente y no exportadas después podrían haber conformado un acervo varietal más hermético, e incluso, haber conducido a la generación de alguna variedad endémica.
La información estadística del olivar, en las respuestas generales del Catastro de Ensenada (1750-1754), arroja que se trataría ya de un olivar maduro con ejemplares de más de 400 años de edad y en proceso de expansión.
Entre las variedades cultivadas se encuentran algunas muy extendidas como la cornicabra, picual o manzanilla, pero las predominantes son otras minoritarias y locales como redondilla, carrasqueña, ornal, albar, mollar, gordal, cornatilla, injerta, machuna y enagua -o “enhagua de Arenas”, como es popularmente conocida-, adaptadas a las condiciones de suelo y clima del Valle del Tiétar y los factores culturales de la zona, y actualmente en fase de estudio y caracterización genética para determinar si se trata de variedades autóctonas nuevas o adaptadas. Las variedades locales reconocidas deben representar, individual o conjuntamente, en proporciones variables, al menos el 80% del total. El Aceite Valle del Tiétar puede contener otras variedades, pero éstas no deben representar más del 20% del mismo.
La recolección de los frutos comienza en octubre y se realiza en su mayor parte en envero. La molturación se lleva a cabo el mismo día de la recogida a una temperatura inferior a 25º C, conservando así el zumo obtenido todos sus antioxidantes, color y aromas característicos. Su frutado verde intenso se suaviza en el paladar con un equilibrado amargo medio y un picante poco pronunciado. En él destacan los frutados de aceituna sana y fresca, hierba, hoja, manzana, almendra y otras frutas.
DOP Aceite Valle del Tiétar
El otro gran reto de la Asociación Olivareros del Sur de Ávila es lograr que el AOVE del Valle del Tiétar sea reconocido y cuente con su propia Denominación de Origen Protegida. Un ambicioso proyecto iniciado en junio de 2020 en el que la Asociación trabaja codo con codo con la empresa Global Contec Consultoría Técnica, la Diputación de Ávila y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) para destacar las singularidades de esta tierra, de sus olivares y de sus vírgenes extra. Gracias al apoyo económico de la Diputación abulense y de la Junta de Castilla y León, el pasado mes de agosto de 2024 la Asociación, después de redactar la memoria justificativa y el pliego de condiciones una vez concluida la fase de estudios técnicos, presentó la solicitud y, tras su exposición pública, se declaró la decisión favorable para la tramitación de la DOP Aceite Valle del Tiétar.
Asociación Olivareros del Sur de Ávila