La RAIF ha precisado que implementar medidas culturales no sólo previene estas plagas y enfermedades, sino que también fortalece los árboles para la próxima campaña.
En cuanto a las prácticas que recomienda para el manejo del cultivo destaca la poda, una de las labores más importantes del cultivo, ya que influye en la producción, calidad del fruto, estado fitosanitario y costes de manejo. Mediante la poda se modifican los hábitos de crecimiento natural del árbol para mantener una estructura que permita alcanzar producciones óptimas y facilitar el manejo de la plantación con menor esfuerzo y coste.
Hay que distinguir dos tipos de poda según el estado vegetativo del cultivo: poda en verde, que se realiza durante el periodo de actividad vegetativa del árbol (mayo-junio), y se interviene únicamente en ramas del año (brotes), mediante cortes de aclareo o rebaje; y poda de invierno, que se lleva a cabo durante la parada vegetativa invernal (noviembre-febrero) dependiendo de la variedad y es la poda más completa, donde se intervienen ramas de cualquier tipo, eliminando parcial o totalmente las que sean necesarias.
Respecto a las recomendaciones generales para la poda, la RAIF aconseja eliminar ramas secas o con presencia de plagas para evitar focos de infección; sellar los cortes de mayor diámetro con productos cicatrizantes para prevenir la entrada de patógenos; en plantaciones de densidad media/alta, utilizar sistemas de formación en vaso de pisos o libre con 2-3 ramas principales; realizar la poda en condiciones climáticas favorables; complementar la poda mecánica con intervenciones manuales cada 2-4 años; controlar el vigor excesivo de los árboles mediante poda, fertilización adecuada y riego controlado; realizar intervenciones en verde también durante la poda de producción; e incorporar al terreno los restos de poda mediante troceado y triturado in situ, salvo en plantaciones afectadas por enfermedades donde los restos pueden contener inóculos.