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En el futuro no necesitaremos tierra para cultivar. Los gurús han hablado. De hecho, dicen que antiguamente tampoco se necesitaba. Por lo menos, en los Jardines Colgantes de Babilonia. Si es que existieron... Aún hay ciertas dudas de que estos míticos jardines realmente existiesen alguna vez, tal vez fueran un símbolo que recorrió el mundo antigüo para ilustrar la belleza y el amor romántico -se cree que fueron un regalo del rey Nabucodonosor II a su esposa Amytis-. También se desconoce dónde habrían estado ubicados, aunque las últimas investigaciones de la Universidad de Oxford hablan de Mosul. Lo que no genera dudas, en cambio, es la necesidad que tenemos hoy en día de encontrar una forma de cultivo que permita aumentar la productividad sin dañar el medio ambiente. Y en eso anda inmerso el equipo de H2Hydroponics, una empresa gallega que estudia la hidroponía, una cualidad que tienen todas las plantas de crecer sin necesidad de tierra.

Éste ha sido un año interesante, supongo que todos lo son. Algunos más monótonos y otros más sorprendentes, pero cuando llega diciembre y echamos la vista atrás nos damos cuenta de que en realidad siempre pasan muchas cosas a lo largo de estos doce meses. Sólo en el ámbito de la investigación fueron numerosos los nuevos estudios y proyectos científicos que nos sorpendían con sus conclusiones, reafirmando casi todos ellos el efecto positivo que tiene el AOVE en nuestra salud. Sin ir más lejos, en junio descubríamos que un compuesto del aceite de oliva podría ayudar a prevenir el desarrollo de cáncer cerebral, según un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Edimburgo; mientras que investigadores del Imibic, el Hospital Universitario Reina Sofía, la UCO y el CIBERobn aseguraban a principios de año que existe en el olivo un gen que nos permite envejecer de una forma más saludable.

Mucho se habla ahora de la revolución feminista, pero lo que nunca se cuenta es que las féminas no sólo revolucionaron, sino que evolucionaron más que sus compañeros masculinos hace ya más de 6.000 años. O eso, por lo menos, sostiene la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

Dentro de poco -si es que no ha ocurrido ya- se perderán algunas grandes expresiones de nuestro país, y mameluco es, sin duda, una de ellas. ¡Serás mameluco! Suena al guión de un capítulo de la serie El Ministerio del Tiempo, pero lo cierto es que, como casi todas las cosas, tiene una apasionante explicación detrás.

Los árboles adultos alimentan y cuidan de los pequeños. Hay frases que con sólo leerlas te transmiten paz. Y esta es, sin duda, una de ellas. Nos queda así el consuelo de saber que los árboles son mucho mejores que los humanos, generalizando, por supuesto.

“El aceite de oliva virgen extra es el caviar español”
Javier Bardem

Todo el mundo conoce a Rafa Nadal. Es lo que tiene ser el número 1. Sin embargo, a pesar de ser considerado uno de los mejores jugadores de la historia del tenis, el mejor en tierra batida con 16 Grand Slams, 75 títulos individuales y 30 Masters 1000, entre muchos más, el manacorí aseguraba recientemente que no se siente como un héroe. Y eso es lo que le hace especial. Rafa siempre suelta ese tipo de comentarios que hacen que el mundo, de repente, respire tranquilo.

Nicola está a punto de cumplir 100 años pero en su mente debe de tener unos 35. Sus piernas ya no suben los escalones de dos en dos, pero su estómago sigue resistiendo un menú completo compuesto de antipasti, espaguetis boloñesa y dos -no uno, dos- postres. “Somos lo que comemos”, diría él. Y sus descendientes no pueden sino admirarle cada día más. No es para menos. El Sr. Amenduni, presidente de Gruppo Valbruna y Amenduni Nicola SpA -y antiguo productor de cine-, pertenece a una de las familias más importantes de Italia y sigue siendo, a su centenaria edad, un incansable contador de historias que conquista por su humildad y sencillez. El protagonista de La Entrevista del próximo Mercacei Magazine es, sin duda, un personaje único. Toda una lección de vida.

Hay un dicho popular que usamos frecuentemente: “trabajar como chinos”. Eso sólo puede significar una cosa, que los habitantes del país asiático trabajan mucho o que les cunde el tiempo bastante más que a nosotros. Nunca oiremos “trabajar como un español” pero sí, definitivamente, “vivir como un español”. Sol, playa, chiringuito, fiesta, siesta... Tenemos ahí a nuestro público.

Todos lo hacemos cuando nos despertamos, pero cada uno a su manera. Intentar convencer a alguien de que el tuyo es mejor que el suyo es una tarea imposible. También encontramos diferencias horarias. Hay quien prefiere hacerlo al saltar de la cama y a otros les gusta fuera de casa, a mesa puesta. El desayuno es un acto tan necesario como personal. ¡Por algo dicen que es la comida más importante del día!

Todos se lo hemos dicho a alguien con rosas, con bombones, con peluches e, incluso, con una botella de AOVE, pero nunca con una app. Hay muchas maneras de decir las cosas. Antes no teníamos más remedio que hacerlo a la cara, o con una carta -que tardaba un tiempo indefinido en llegar-, o por teléfono -incluso desde cabinas, un armatoste callejero demodé que los millenials casi ni conocen-.

Es un hecho: el verano es ya la estación más larga del año. Aunque de vosotros os extrañaréis pensando “si ya es otoño”, sin embargo la meteorología en nuestro país nos indica todo lo contrario. Los embalses están al 43% de capacidad, cuando suelen estar casi al 60% en esta época, y muchos ya han comenzado a restringir el riego.

Existen en el mundo pocos productos que sean tan literarios como el viejo árbol del olivo. Según las religiones abrahámicas, una vez que Adán supo que iba a morir, solicitó al Señor que le perdonara, como originariamente le prometió. Entonces, un ángel colocó en su boca tres semillas; tras ser sepultado, en el mismo lugar donde descansaron sus restos tomaron vida un cedro, un ciprés y un olivo.

El oxígeno ha dejado de pertenecernos. Ya no es un bien común. Ahora, el ser humano debe racionarlo, medirlo, conservarlo y dar cuenta de su uso. Nadie sabe en qué momento dejó de ser un derecho nuestro para convertirse en algo con valor comercial, pero ahora el oxígeno se certifica, sus altos niveles se celebran e incluso te premian si sabes condurarlo.

Probablemente sólo existe una frase que puede derrotar de inmediato a un cocinero: “Estoy pasando hambre”. Oirla debe de resultar irónica, hiriente, casi surrealista. Ni siquiera ellos, que se dedican a dar de comer, pueden evitar que esa frase se repita como un eco incesante alrededor del mundo.

Siempre hemos oído que el saber no ocupa lugar, sin embargo es una teoría totalmente falsa. Hoy en día todo ocupa lugar. ¡A quién no le ha aparecido un mensaje en la pantalla del iPhone informándole de que se ha excedido el límite de la capacidad de memoria del dispositivo! Medimos la información en unidades abstractas inventadas para los que vivimos en el siglo XXI. Megas, gigas, teras... todos conocemos los términos pero no controlamos al 100% su definición. Ocurre algo parecido con los euros y las pesetas. Sabemos que 500 euros son mucho dinero, pero si realmente fuésemos conscientes de que son 83.193 pesetas... entonces probablemente nos tomaríamos más en serio eso de ahorrar.

Suena un poco extraño, pero las bacterias nos cuidan. No todas ellas, como es lógico. Pero lo que sí es cierto es que sin algunas no podríamos vivir. Se podría decir que mantenemos con ellas una apasionada relación de esas denominadas “ni contigo ni sin ti”.

Charles Boycott era administrador de las fincas de un terrateniente irlandés en 1880 que, en plena hambruna, se negó a rebajar los arriendos que los famélicos jornaleros le pagaban. Ante esta situación sugirió una alternativa pacífica: que los jornaleros se negaran
a cosechar, los comercios a venderle comida y el cartero dejase de llevarle el correo. Tras varios días empleando este método de presión, el terrateniente acabó cediendo y, sin darse cuenta, los jornaleros iniciaron una silenciosa revolución que se conocería más tarde con el término boicot (boycot en inglés), en honor a Charles.

Si fuese por las revistas de tendencias, nos pasaríamos el verano comiendo aguacates y ensalada de quinoa mientras sorbemos -por supuesto metiendo tripa- un delicioso batido de acelgas y kiwi. Las portadas de estas publicaciones no hacen sino dejarnos claro que nuestro estilo de vida nunca es tan saludable como podría serlo. Siempre existe un pescado menos graso, una carne menos salada y un batido con más proteínas que el que nosotros queremos consumir.

María Molero, el alma del cortijo