El organismo italiano señala que las expectativas sobre la disponibilidad mundial también son pesimistas, con previsiones de una caída de la producción ibérica de entre el 30% y el 50%. Entre los principales países productores, se estima que solo Grecia puede superar los niveles del año pasado, alcanzando más de 300.000 toneladas, mientras que fuera de las fronteras de la UE también es probable que Túnez registre una reducción de alrededor del 25%.
Los problemas climáticos, según el informe del Ismea, han influido en la producción italiana, en primer lugar la larga sequía y las altas temperaturas estivales, que dificultaron el desarrollo vegetativo de los olivares, pero también el fenómeno de la alternancia en muchas zonas con vocación olivarera. En general, sin embargo, “la larga sequía ha impedido la proliferación de ataques y esto ha permitido que muchas zonas del país obtengan niveles de calidad superiores”, añade.
Para Puglia, que representa el 50% de la producción nacional, ISMEA estima una reducción de la producción de más de la mitad (-52%, hasta 85.686 t.), en un contexto negativo también para Sicilia (-25%, hasta 29.316 t.), Calabria (-42%, hasta 26.109 t.) y, en general, para todo el sur del país. Por otro lado, la campaña será positiva en el centro de Italia, donde se espera un aumento de la producción en Lazio (+17%, hasta 14.288 t.), Toscana (+27%, hasta 13.866 t.) y Umbría (+27%, hasta 4.036 t.), frente a una disminución en Marche (-25%, hasta 2.761 t.). Para las regiones del norte, tras la “dramática” reducción del año pasado, no se prevé un año negativo aunque no alcanzará los niveles esperados. De hecho, la recuperación de Liguria (+27%, hasta 1.934 t.) no es suficiente para considerar un buen año.
“Con la cosecha recién comenzada en las áreas más productivas del país, la precaución es, como siempre, imprescindible ya que los rendimientos también influirán. De momento, la impresión es que la cosecha se llevará a cabo con un calendario más ajustado de lo habitual para evitar mayores daños por las enfermedades que han comenzado a aparecer puntualmente con el cambio de clima y la humedad relativa”, concluye el Ismea.