En este sentido, el sindicato ha reclamado a la Administración catalana una ayuda para las explotaciones de olivo con el objetivo de paliar las pérdidas.
Unió de Pagesos calcula que las pérdidas medias de cosecha se situarán entre el 60 y el 90%, que serán desiguales en función del territorio, cuya producción no superará las 7.000 toneladas, teniendo en cuenta que en una campaña normal es de unas 33.000 t. y que el pasado año fue de 16.000 t. también por la sequía. En los olivos de secano, y en algunas comarcas como el Alt Camp, la Terra Alta, el norte de la Ribera de Ebro y Les Garrigues, las pérdidas llegarán entre el 95 y el 100% por la falta de lluvias.
Asimismo, ha precisado que las zonas de riego de apoyo, como la del pantano de Riudecanyes, en el Baix Camp, donde la dotación puede haber sido intermitente por las restricciones de agua, también sufrirán pérdidas importantes, llegando al 30% de cosecha, ya que árbol ha sido sometido a un estrés hídrico al que no está acostumbrado y las temperaturas extremas del verano han hecho que no se comportara de la misma manera, por lo que también se reducirá la producción. En el Tarragonès, la cosecha se prevé irregular, con una producción entre el 25 y el 30% en algunos secanos y entre el 50 y el 60% en regadío. La superficie de olivo de secano en Cataluña es de 80.979 hectáreas y la de regadío de 23.126 ha., según datos del Departamento de Acción Climática.
En cuanto al precio, Unió de Pagesos ha reclamado campañas informativas para reivindicar que el precio actual del aceite debería ser el precio de referencia en un año de cosecha normal, teniendo en cuenta el extraordinario aumento de los costes de producción de los últimos años para los oleicultores. El sindicato también continúa apostando por los circuitos cortos de comercialización y la venta directa como estrategia para dar un valor añadido a los productores.