Uno de los mayores cambios que se están produciendo en EEUU se debe a que los consumidores están tomando conciencia del aceite de oliva como un producto único y complejo. En concreto, prestan más atención a lo que hay en la botella: si es virgen extra, de qué región proviene y cómo se produce. Los consumidores parecen estar buscando aceites de oliva de mayor calidad, a veces ecológicos, pero a menudo sólo aquellos en los que sienten que pueden confiar. Esta nueva atención a la calidad y el origen es realmente destacable. Durante años, el aceite de oliva era casi una idea de último momento en la cocina; ahora es un producto que a la gente le entusiasma conocer e invertir en él.
Dicho esto, el precio es un factor al que los consumidores también están empezando a prestar atención. Con los desafíos climáticos que afectan a la producción en países como España e Italia, el precio del aceite de oliva ha aumentado. El calor, la sequía y el clima impredecible están afectando a las cosechas y eso ha provocado un aumento de los costes. Para muchos compradores estadounidenses, esta es su primera experiencia real de cómo los problemas climáticos en el extranjero pueden afectar al consumo en sus hogares. Supone recordarles que el aceite de oliva no es un producto cualquiera: está profundamente conectado con la tierra, el clima y las prácticas de cultivo tradicionales. Esta conciencia sobre el precio y el impacto climático parece estar potenciando la apreciación que los consumidores tienen por los aceites de calidad.
Otro cambio realmente interesante ha sido la forma en que el consumidor está utilizando el aceite de oliva. Aunque Starbucks retiró recientemente su café con aceite de oliva virgen extra, ese espíritu de experimentación sigue muy vivo. De hecho, estoy observando que el aceite de oliva se utiliza en todo tipo de bebidas y alimentos nuevos e inesperados -cócteles, postres y helados-, por lo que creo que el consumidor empieza a ver el aceite de oliva no sólo como un alimento básico para cocinar, sino como un ingrediente gourmet que puede transformar platos y resaltar diferentes sabores. Esta curiosidad es maravillosa porque significa que los consumidores están explorando lo que el aceite de oliva puede ofrecer tanto a nivel de sabor como de experiencia.
Sin embargo, no todas las tendencias son igualmente emocionantes. Los envases de conveniencia, como las botellas exprimibles y con atomizador, están ganando terreno, a pesar de que la calidad en su interior suele ser deficiente. Por lo general, se trata de aceites refinados o mezclados que no ofrecen los mismos beneficios para la salud ni el mismo sabor que un auténtico aceite de oliva virgen extra. Aunque resultan prácticos, se corre el riesgo de dar al consumidor una impresión limitada o incluso engañosa de lo que realmente puede ser el aceite de oliva. Para quienes pertenecemos a la industria, esto parece un pequeño revés, por lo que es importante ayudar al consumidor a comprender cómo reconocer la calidad, incluso cuando el producto esté envasado de una forma más “cómoda”.
Otra tendencia que está causando revuelo es la influencia de las marcas de bienestar. Los influencers de la salud están lanzando sus propias marcas de aceite de oliva, a menudo con afirmaciones de pureza especial o beneficios “mágicos” para la salud. Algunos de estos aceites son, de hecho, de alta calidad, pero otros se basan más en la marca que en el contenido. Los precios pueden ser elevados y, para los consumidores que son nuevos en el consumo de aceite de oliva, puede ser difícil saber si el precio adicional que están pagando está realmente justificado. Esta tendencia, en cierto modo, subraya la necesidad de transparencia en el etiquetado y la educación acerca de lo que hace que un buen aceite de oliva valga su precio.
Por último, ha sido emocionante conocer que se imparten cada vez más clases de cata de aceite de oliva. Los consumidores están realmente interesados en aprender a catar y apreciar el aceite de oliva como lo harían con el vino. Estas clases son una forma increíble para que los consumidores exploren todo el espectro de sabores y texturas, comprendan qué hace que un aceite sea de alta calidad y se sientan más seguros al seleccionarlo. En este sentido, estas formaciones ayudan a construir una conexión más profunda entre los consumidores y su aceite de oliva, y es maravilloso ver que la gente tiene ese tipo de experiencia.
Todos estos cambios apuntan a un mercado del aceite de oliva que en EEUU está madurando y se está volviendo más reflexivo. A medida que el aceite de oliva adquiere más protagonismo, seguiremos viendo esta mayor atención en la calidad, la transparencia y la experiencia, beneficiando a los consumidores y a los productores por igual.
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