Un botiquín virgen extra

En la antigüedad, y en el ámbito de la medicina, el aceite de oliva era un recurso muy demandado como hidratante corporal y ungüento para curar heridas, bajar la fiebre o calmar cólicos. Desde aquellos tiempos inmemoriales este zumo ha seguido atesorando exclusivas bondades saludables que parecen ejercer un poderoso efecto -¡casi mágico!- sobre nuestro organismo.

Por ejemplo, este año hemos descubierto que la Dieta Mediterránea enriquecida con AOVE podría aliviar los síntomas depresivos; que la oleuropeína mejora la respuesta a las inmunoterapias en tumores resistentes a estas terapias; que el virgen extra regula las funciones de una bacteria intestinal; o que influye positivamente en problemas de fertilidad asociados a altos niveles de colesterol. Por si esto fuera poco, se ha lanzado un fármaco derivado del aceite de oliva con efectos muy prometedores para los pacientes con cáncer cerebral y se ha desarrollado un hidrogel basado en el extracto de hojas de olivo para el tratamiento de úlceras y heridas difíciles.

Ahora que estamos inmersos en las comidas y cenas más copiosas del año, ¿sabías que los efectos saludables de las verduras aumentan al cocinarlas con AOVE? En concreto, un estudio liderado por la Universidad de Barcelona ha concluído que cocinar las hortalizas con AOVE favorece que los compuestos bioactivos, como los carotenoides y los polifenoles que están presentes en las hortalizas y verduras del sofrito, se desplacen hacia el aceite de oliva virgen extra, lo que facilita la absorción y la bioactividad de dichos compuestos. Además, hay que tener en cuenta que, con la aceituna recién cosechada, la Navidad es la mejor época para compartir la frescura y los infinitos aromas del aceite de oliva virgen extra, un superalimento versátil como aliño, para freír, en postres e incluso en cócteles… ¿Brindamos por 2025 con un buen AOVE? ¡Chin chin!

Un botiquín virgen extra

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