La FCAC ha explicado que, después de años de recuperación, en 2024 se duplicaron las ventas de aceite de oliva catalán en EEUU con relación al año anterior. Se trata del segundo mercado de destino (15,2% del total exportado) y primero fuera de la UE. En concreto, ha precisado que el pasado año se exportaron unas 14.000 toneladas, por valor de 137,9 millones de euros. En el caso concreto del aceite de oliva virgen extra, el país norteamericano es el primer destino exportador.
Aceite de oliva, vino envasado, elaborados cárnicos de porcino y otros productos como snacks, dulces, bebidas y platos preparados representan casi el 90% de las exportaciones agroalimentarias en volumen a EEUU. Estas ventas sumaron 566 millones de euros en 2024, frente a 457 millones de euros en 2023.
Asimismo, la FCAC ha indicado que EEUU es el séptimo destino de la exportación agroalimentaria catalana. En el caso concreto de las cooperativas agrarias catalanas, se trata del sexto país del mundo que importa más productos de las empresas cooperativas y el primero fuera de Europa Occidental, que es el principal mercado.
El presidente de esta organización, Ramon Sarroca, ha alertado de que “estamos siguiendo con preocupación las intenciones del Gobierno de EEUU porque podrían acarrear una pérdida de cuota de mercado en un sector muy competitivo. Las cooperativas que están fuertemente concentradas en el mercado norteamericano deberían buscar alternativas para reducir la dependencia de un único mercado”.
La FCAC ha apuntado a que el impacto podría mitigarse parcialmente con una orientación hacia otros mercados de Asia o de América Latina, incluso aumentando la presencia dentro de la Unión Europea.
En 2019, durante el anterior mandato de Donald Trump, Cataluña ya sufrió las consecuencias de la aplicación de aranceles del 25%. Según ha asegurado, las exportaciones agroalimentarias catalanas disminuyeron entonces un 16,24%, con pérdidas estimadas de casi 26 millones de euros.
La FCAC ha reclamado "fortaleza" a la Unión Europea con el objetivo de "proteger los intereses de los productos agroalimentarios que puedan resultar afectados por los aranceles. La Comisión Europea y los gobiernos catalán y español deben defender los intereses de los productores europeos con una respuesta proporcionada”.