Se trata del resultado de diversos estudios y ensayos realizados durante los últimos años por el consorcio de investigación formado por las Universidades madrileñas Politécnica (UPM) y Complutense (UCM), el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CENIM-CSIC) y la empresa New Infrared Technologies (NIT).
Los métodos utilizados para evaluar y controlar la calidad de los mencionados productos se basan en general en técnicas de laboratorio que se han normalizado y estandarizado. Sin embargo, estas técnicas pueden llegar a tener un coste muy elevado, debido al uso de dispositivos experimentales complejos, la necesidad de personal altamente cualificado para trabajar en ellas y al elevado consumo de muestras, tiempo y reactivos requeridos en el laboratorio.
En este contexto, surge en la mente de algunas compañías fabricantes una cuestión: ¿está justificado el gasto y la complejidad? Para responder a esta pregunta se puso en marcha el equipo de investigadores madrileños, cuya respuesta fue el mencionado espectrómetro basado en una combinación de un sensor lineal en el infrarrojo medio (Mid-wavelength infrared - MWIR), que emplea seleniuro de plomo depositado en fase de vapor, con un filtro variable lineal.
El espectrómetro, patentado y fabricado por la empresa española NIT, es un dispositivo muy compacto -que cabe en la palma de la mano- y de bajo coste, que con menos resolución espectral que un espectrómetro de Fourier o un espectrómetro Raman muestra resultados muy satisfactorios tanto cualitativos como cuantitativos en las dos aplicaciones mencionadas.
Tal y como concluyen los investigadores, “la tecnología infrarroja MWIR proporciona dispositivos portátiles y robustos para el análisis no destructivo de combustibles (incluidos aditivos y adulterantes), así como de los volátiles, resultado de la degradación de alimentos conservados en sorbato potásico como ejemplo de aplicación a las industrias petroquímica y agroalimentaria respectivamente”.