El objetivo de este banco de variedades autóctonas, que ya cuenta con 141 muestras diferentes plantadas desde 2007 hasta la actualidad, es conservar la diversidad del material genético del olivo de La Rioja, para su posterior estudio y selección.
Según la Consejería, la conservación de estas variedades es fundamental para obtener mejores plantas de las que se beneficiará el sector oleícola de la región, con mejores producciones y de mayor calidad.
La campaña se centra en dos aspectos. Por una parte, pretende detectar variedades desconocidas o minoritarias que presenten alguna característica destacable, como puede ser la productividad, la calidad del aceite, la resistencia a enfermedades, etc. Por otra parte, también recaba ejemplares antiguos de redondilla-redondal y royuela-arróniz procedentes de diversos puntos geográficos con el objetivo de realizar una futura selección genética.
De septiembre a diciembre se realizará esta campaña de localización de ejemplares y, paralelamente, se enviarán muestras para su identificación genética. Una vez comprobado el interés de estos árboles, se recogerán brotes terminales para su multiplicación y conservación en la Finca de La Grajera.