Este organismo ha precisado que la cosecha está prácticamente terminada, confirmándose un retraso "significativo" en la maduración debido a las condiciones meteorológicas adversas, que ocasionaron un inicio de ciclo largo y una suspensión de la maduración de los frutos durante las olas de calor registradas en el mes de agosto.
Después de una campaña con un máximo de histórico de producción, los olivares tradicionales de secano presentaron una carga de frutos heterogénea, por lo que se prevé, en general, un descenso del 20% en la producción de aceitunas.
Por su parte, el rendimiento de la aceituna aumentó en el transcurso de la cosecha, aunque, previsiblemente, se situará por debajo de la alcanzada en la última campaña.
El organismo ha destacado que, a pesar de la existencia de nuevos olivares intensivos y semi-intensivos (responsables de que desde 2009, la producción no se sitúe por debajo de las 400.000 toneladas), con un mayor control sanitario y fisiológico, continúa siendo evidente la alternancia anual de producción.