Este trabajo, realizado por Juan Manuel Cañadas Sánchez, analiza la cadena de valor internacional de elaboración de aceites y grasas y señala que en el planeta se consumen un total de 248 millones de toneladas de aceites y grasas tanto vegetales como animales.
En dicho cómputo, el aceite mayoritario es el de palma (29%), seguido del de soja (22%) y el de colza (11%), mientras que los sebos y las grasas animales alcanzan ya las 22.000 toneladas (17%). Por su parte, el aceite de oliva supone el 1,25% y el aceite de orujo de oliva se situaría en el 0,03%.
De la cantidad total (248 millones de toneladas), el 80% se destina a la elaboración de alimentación humana y animal, y el 20% restante a uso industrial distinto del alimentario, es decir, elaboración de biocombustibles, creación de bioenergía, productos bituminosos, farmacia, biotecnología, etc. Para este último destino la mayor parte corresponde a aceite de palma (22 millones de toneladas), de colza (16 millones de toneladas) y de soja (9 millones de toneladas), además de algún pequeño porcentaje de grasas animales y sebos.
Este trabajo pone de manifiesto que “dependiendo de la cadena de valor -alimentaria o industrial-, los interlocutores, eslabones, costes o precios de transferencia son distintos, así como los márgenes que se generan, siendo todos los eslabones diferentes, menos el originario, la producción agrícola o ganadera, que es común en ambos casos”.
“Tal situación genera cuentas de resultados distintas entre sí para cada eslabón, pero altos lazos de dependencia e influencia de un canal a otro, pues los incrementos de oferta y demanda colaterales afectan de forma respectiva a ambos mercados”, precisa.
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