“Ya no podemos hablar de una alimentación saludable, también nos interesa que esta sea sostenible”, ha afirmado la investigadora de la UOC durante la presentación.
El informe de 2017 “Global health effects of dietary risks” mostró los efectos de los factores dietéticos sobre la salud mundial. El estudio, según ha explicado Bach, apunta que un 22% de las muertes que se producen en el mundo se pueden atribuir a una causa alimentaria y corresponde “al consumo elevado de sal y al consumo bajo de cereales integrales y de fruta”. Así, la sustitución de la fruta, la verdura y los cereales integrales por productos procesados y con un elevado contenido en azúcar produce efectos nocivos para la salud, con el desarrollo de enfermedades crónicas y cardiovasculares.
La investigadora del grupo FoodLab de la UOC ha hecho hincapié en que “lo que ponemos en el plato es importante tanto para la salud como también por cuestiones ambientales”. Por lo tanto, el modelo actual sería insostenible, porque se están “superando límites planetarios”, ha avisado.
Además, ha señalado que es importante “reeducar al consumidor” para que adopte unos hábitos alimentarios que prioricen los productos de origen vegetal en el plato, ya sea a través de la Dieta Mediterránea, flexitariana, vegana o vegetariana. Según estadísticas del informe "Creating a Sustainable Food Future del 2019", del World Resources Institute, el 60% de la generación millennial está dispuesto al cambio. “Si adoptamos un patrón de dieta mediterránea habrá un ahorro de muchos recursos, pero si vamos hacia un patrón más occidental y americanizado tendremos un incremento de los indicadores ambientales”, ha avisado Bach. Al consumidor, a su juicio, hay que guiarle, en consecuencia, para que base su alimentación en productos de origen vegetal, reduzca el exceso del consumo de carne roja y procesada, consuma pescado procedente de fuentes sostenibles, productos de temporada y locales, y reduzca el derroche y los residuos de embalaje de los alimentos.
Los investigadores en nutrición y salud pública trabajan en modelos y estrategias, incluso se ha hablado “de un plato planetario”, ha explicado Bach. Una de las líneas de investigación para encontrar soluciones al problema, que han puesto sobre la mesa investigadores de la UOC, es “el consumo de insectos, no para sustituir la carne, sino para tener una proteína alternativa segura, saludable y sostenible”, que permitiría “una disminución de la huella ecológica respecto a muchas de las proteínas animales convencionales”. “La entomofagia, en el futuro, puede ayudar a garantizar que todo el mundo en el planeta tenga acceso a alimentos asequibles, sanos y sostenibles; y de momento ahora recuperar nuestra Dieta Mediterránea nos puede ayudar también a conseguir estos objetivos”, ha añadido Bach.