Te enseñamos a valorar un AOVE desde tu casa de forma secuencial, sencilla e intuitiva... con estos 10 pasos:
- Vierte en una copa unos 25 ml. -aproximadamente dos cucharas soperas- del aceite de oliva virgen extra que pretendes catar y valorar. Lo ideal es hacerlo en la copa oficial de cata para aceite de oliva, pero si no la tienes ¡no pasa nada!; puedes utilizar una copa de vino.
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Abraza la copa con la palma de una mano mientras la tapas con la otra. Gírala suavemente con una ligera inclinación durante 20 ó 30 segundos. Con esta acción estamos calentando el aceite al mismo tiempo que impedimos que se escapen los volátiles. Recordemos que la temperatura óptima para catar un aceite es de 28º C.
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Destápala y colócala rápidamente bajo tu nariz. Ahora debes concentrarte, pues comienza la fase olfativa. Inhala con aspiraciones lentas y prolongadas, tratando de relacionar lo que hueles con fragancias conocidas que retienes en tu memoria. Estás percibiendo los aromas del aceite, positivos o negativos; trata de identificarlos.
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Llévate la copa a la boca y sorbe una pequeña cantidad de aceite. Con él aún sin tragar, mientras permanece en la cavidad bucal, aspira con potencia aire a través de la boca y pásalo entre los dientes. De esta forma percibirás los aromas retronasales -ascienden desde la boca hacia la nariz- que te recordarán a lo que ya percibiste anteriormente por la nariz. Al pasar una rápida y vehemente corriente de aire por la boca -cuya temperatura es superior-, consigues volatilizar todos los aromas.
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Toma un segundo sorbo pequeño y trata de identificar los diferentes gustos y sensaciones que se despliegan en tu lengua, paladar y garganta.
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Sentirás si el aceite es dulce o no nada más entrar en la boca. Asociamos el atributo dulce con la sensación de fluidez frente a la pastosidad y la aspereza. Un aceite es dulce cuando entra alegre, ligero y rápido al transcurrir por la lengua.
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Ahora percibirás el amargo en la parte posterior de la lengua y el paladar. El amargo es un atributo positivo que se percibe en los vírgenes extra de calidad. Mientras el zumo prosigue su viaje hacia el interior, te irá mostrando si es o no picante y con qué intensidad. Debes valorar positivamente el picante y el amargo cuando sean moderados y acompasados entre ellos. Esto es lo que llamaríamos un zumo equilibrado.
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Valora ahora la complejidad de los aromas que has percibido en nariz y boca. Un AOVE es complejo cuando huele y sabe a varios planos de la naturaleza viva y fresca. Estos planos se encuentran divididos en aromas frutales, vegetales cultivados y vegetales silvestres.
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Finalmente, pon tu mente a trabajar. Recuerda los aromas nasales directos y las sensaciones que percibiste en boca y, entonces, valora el aceite en su conjunto. Consideramos un aceite armónico aquel en el que la nariz acompaña a la boca en sus atributos positivos, cuando es elegante, balanceado y complejo.
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Lee atentamente la etiqueta del AOVE e identifica la zona, la variedad de aceituna de la que procede, si es o no de recolección temprana... y graba en tu memoria la asociación entre las sensaciones que has percibido y su procedencia. Regístralo en tu mente y comienza a montar tu propia “oleoteca sensorial”. Por último, trata de asociar los sabores de ese AOVE con las artes culinarias y/o alimentos con los que mejor maridaría.
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Defectos del aceite o atributos negativos. Los defectos “oficiales” del aceite de oliva virgen -que son los que aparecen en la hoja de cata regulada- son seis: atrojado/borras, moho/humedad, avinado/avinagrado, aceituna helada, metálico y rancio. Si identificamos algún otro defecto distinto a los anteriores, debemos tratar de registrarlo.
Virtudes del aceite o atributos positivos. Los atributos positivos “oficiales” son tres: frutado, picante y amargo. Asimismo, los vírgenes extra recuerdan a multitud de frutas, hortalizas, verduras, plantas silvestres y aromáticas.
Clasificación de los aceites de oliva El aceite de oliva será clasificado como:
- Virgen Extra, cuando se trate de un aceite sensorialmente intachable, es decir, que no tiene defectos y, además, su frutado sea mayor que cero -porque todos los vírgenes nos tienen que recordar a la fruta de donde procede-.
- Virgen, cuando tenga defectos de forma moderada (hasta 3,5 sobre 10), y su frutado sea mayor que cero. Los vírgenes son considerados buenos aceites ya que siguen siendo un zumo natural de fruta con todas sus propiedades.
- Lampante, cuando el aceite posea uno o más defectos de intensidad superior a 3,5, debiendo ser refinado para su consumo. Este aceite refinado resulta insípido, inoloro e incoloro, por lo que se le añade un pequeño porcentaje de virgen o virgen extra y se comercializará en los supermercados como aceite de oliva... a secas.
Como no puede ser de otra forma, recomendamos el consumo de los auténticos zumos de fruta, es decir, los aceites de oliva vírgenes extra, excepcionales, complejos e intachables. Además, son los mejores para aderezar y emplear en crudo, siendo los aceites de oliva vírgenes una buena alternativa también para guisos o frituras.
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