La oferta formativa ha priorizado las necesidades del propio sector. Así, las líneas estratégicas son el uso de las nuevas tecnologías, la innovación y la transformación digital del mundo agrario y el desarrollo de actividades con relevancia económica, social y medioambiental demandadas por el sector agrario y agroalimentario en Andalucía. Al mismo tiempo, se apuesta firmemente por la capacitación de la mujer en el mundo rural y pesquero con acciones en las que se realizará una divulgación de las mismas a través de las asociaciones de mujeres.
Entre los distintos programas destacan los de formación institucional agraria, con más de 500 acciones y 15.000 horas lectivas en 2022. En estas se incluyen las capacitaciones para la incorporación a la empresa agraria, aplicación de productos fitosanitarios, producción integrada, bienestar animal, profesionales autorizados para la expedición de pasaportes fitosanitarios, formación en explotaciones porcinas y avícolas y la formación de formadores. Además, se desarrollará el programa de asesores, que tiene por objeto la formación inicial y continua del personal técnico y que contará este año con nueve acciones en Andalucía.
Por su parte, la formación especializada incluye distintos proyectos como olivicultura, citricultura, agricultura ecológica e integrada en cultivos subtropicales, sector lácteo, transformados vegetales, elaboración y calidad del aceite de oliva, vegetación en la dehesa, la escuela de pastores, y frutos secos, así como una formación on line en producción ecológica. Más de un centenar de actuaciones se desarrollarán en el marco de este programa durante 2022.
Junto a estas acciones, el Ifapa desarrolla programas destinados a la formación e información de los profesionales del sector en medidas que mejoren la conservación del medio ambiente y propicien la reorientación de las actividades agrarias hacia un uso más sostenible de los recursos. Estas actuaciones se desarrollan a través de los proyectos Recicland y Biodegradación de efluentes. Mientras, en materia de conservación de recursos fitogenéticos, este organismo sigue apostando por este tipo de formación a través de los bancos de gemoplasma de leguminosas, fragaria, hortícolas, vid y olivo.