En el marco de la Semana Internacional del AOVE, que se celebra en Roma, ambas organizaciones han presentado el informe “2022, la guerra del aceite Made in Italy” del que se desprende que con el desplome de la producción nacional de aceitunas, las familias italianas dejarán de comprar 1 botella de cada 3 adquiridas de aceite de oliva virgen extra Made in Italy debido al incremento de los costes de las explotaciones y a la inflación generada por el conflicto en Ucrania, que ha incrementado los precios en los lineales.
Con el incremento de los costes en una media del 50% en las explotaciones olivareras -han señalado Coldiretti y Unaprol-, casi 1 de cada 10 trabaja a pérdidas y corre el riesgo de cierre. Así, los incrementos directos e indirectos provocados por la energía van desde +170% para los fertilizantes hasta +129% para el diesel en el campo; mientras que el vidrio cuesta más de un 30%, pero también se ha registrado un aumento del 35% para las etiquetas, del 45% para el cartón, del 60% para las latas de hojalata y de hasta el 70% para el plástico, según su análisis, que añade que los oleicultores y almazareros se ven obligados a hacer frente al aumento de la electricidad, cuyo coste se ha quintuplicado.
“Y si los costes suben mientras que los ingresos empresariales bajan, la cesta de la compra registra subidas de precios de venta al público para la mayoría de los productos. En el caso del aceite de oliva virgen extra se esperan fuertes incrementos de precio en los lineales en otoño con la llegada de las nuevas producciones”, añaden estas organizaciones.
Sobre la producción nacional, con una caída estimada del 30%, han precisado que la "devastadora" sequía, nunca vista en los últimos 70 años, sometió a estrés hídrico al olivar, especialmente en aquellas zonas donde no se pudo intervenir con riegos de emergencia.
La recolección, según han informado, comenzó en Sicilia, que siempre ha estado por delante de todas las demás regiones italianas con una fuerte caída en la producción en comparación con la campaña anterior, que se situó en alrededor de 330 millones de kilos de aceite producidos.
A su juicio, el "declive" es generalizado en el sur de Italia, especialmente en las regiones más aptas para el cultivo del olivo, como Puglia y Calabria, que por sí solas representan alrededor del 70% de la producción nacional. Especialmente en Puglia, el corazón de la olivicultura italiana, existe el riesgo de una reducción de hasta el 50% debido a las heladas y posteriormente a la sequía, mientras que Salento sigue perdiendo terreno por la Xylella, que "quemó" un potencial equivalente al 10% de la producción nacional.
En las regiones centrales, como Lazio y Toscana, la tendencia es irregular con un ligero aumento de la producción respecto al año anterior, estimada entre un 10 y un 20%. En su opinión, parece ir mejor en el resto de Italia, que marca un aumento de producción de alrededor del 40-60% entre Liguria, Lombardía y Véneto.