Este organismo señala que el olivar tradicional es un cultivo predominantemente de secano y, a pesar de su elevada rusticidad y adaptación a diversas condiciones, la sequía afectó a su desarrollo vegetativo, limitando el cuajado y desarrollo de los frutos, lo que provocó la caída prematura de las aceitunas.
Debido a las malas perspectivas de producción, muchos olivares no fueron tratados, lo que intensificó, en algunas zonas, los recientes ataques de mosca del olivo, lo que ha provocado efectos negativos en la calidad del aceite.
Asimismo, señala que en las zonas situadas al norte del Tajo, las precipitaciones acaecidas en la segunda quincena de este mes repercutieron positivamente en el olivo; mientras que la recolección de los olivares tradicionales del sur del Tajo concluyó prácticamente durante el mes de octubre. Según destaca en su informe este organismo, en algunos olivares la cantidad de aceituna no ha justificado la recolección, lo que ha contribuido a una importante merma de producción.
Por su parte, indica que en los olivares intensivos, la recolección se está realizando con pausas productivas, aunque menos pronunciadas.
Además, señala que el aceite de oliva obtenido de las variedades galega y cobrançosa registra altos valores de acidez, mientras que el obtenido de las variedades arbequina y arbosana presenta, generalmente, mejor calidad.