La presencia de determinados medicamentos en el medio acuático es una preocupación creciente debido al alto riesgo ecotoxicológico tanto para los organismos como para la salud humana. Es el caso de antidepresivos como la fluoxetina (prozac), cuya presencia en las aguas se asocia con cambios de comportamiento en peces y moluscos, y de antibióticos de amplio espectro como las cefalosporinas, aumentando el riesgo de generar resistencia bacteriana, según ha informado la Universidad de Vigo,
Estos fármacos forman parte del grupo de contaminantes emergentes junto con otras sustancias químicas, como ciertos pesticidas, detergentes y cosméticos, entre otros, que se han detectado recientemente en aguas residuales y que pueden ser perjudiciales para los seres vivos y los ecosistemas.
Según una investigación de la UNESCO, estas sustancias llegan al medio marino y a los ecosistemas de agua dulce a través de los vertidos de las depuradoras municipales. En este sentido, el punto de partida para contener la expansión de estos contaminantes sería el tratamiento de las aguas.
Los resultados de la última investigación demuestran que el tratamiento es posible a través de la valorización de residuos industriales transformándolos en adsorbentes de fármacos. En concreto, siguiendo los principios de residuo cero, en su trabajo utiliza alperujo como precursor de un adsorbente que capture los contaminantes del agua que las depuradoras no eliminan.
Basado en la economía circular y de cercanía y generando impacto cero, el objetivo del trabajo es valorizar los residuos procedentes de industrias locales para la depuración de aguas residuales. En el caso de la industria colaboradora con este estudio, Aceites Abril, su elevado volumen de producción proporciona una gran cantidad de este subproducto que puede ser utilizado como adsorbente, en lugar de ser gestionado como un residuo.
Carbonización hidrotermal para eliminar fármacos de las aguas residuales
El método utilizado en esta investigación consiste en la carbonización hidrotermal, un procedimiento de conversión termoquímica que permite transformar la biomasa, en este caso el alperujo, en un material carbonado estructurado denominado “hidrochar” o “biocarbón” mediante la aplicación de temperatura (220ºC) en agua a presión de vapor saturado en un reactor de alta presión durante dos horas.
“Utilizando la termovalorización de este subproducto resolvemos simultáneamente dos problemas: la gestión de los residuos derivados de la producción del aceite por un lado y el tratamiento de aguas por otro. De este modo, generamos un producto de valor añadido, un adsorbente con el que hemos obtenido muy buenos resultados, eliminando contaminantes con efectos ecotoxicológicos que las depuradoras no eliminan, como la fluoxetina y la cefazolina”, ha señalado la investigadora.
Según ha explicado, “se trata de una tecnología que requiere poca inversión y muy rentable que se aplicaría como tratamiento de las aguas, siguiendo los principios de la economía circular y residuo cero, aunque al no existir legislación aún no se implementa. Sin embargo, es cuestión de tiempo, ya que la Unión Europea está poniendo a punto la legislación sobre este problema medioambiental”.
Asimismo, Escudero Curiel ha destacado que esta tecnología se podría aplicar en otros ámbitos realizando una funcionalización para cubrir necesidades surgidas de otros problemas. Desde el grupo BIOSUV, del que forma parte la investigadora, están aplicando estas técnicas a otros procesos.