Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado la Asamblea General de BeXyl celebrada en la sede central del CSIC en Madrid y que ha contado con la participación de 60 investigadores pertenecientes a 31 instituciones de 14 países de Europa, América y Australia.
Cabe recordar que Xylella fastidiosa es una bacteria fitopatógena considera por la UE como la primera plaga prioritaria, ya que ha demostrado su capacidad para causar enfermedades devastadoras en una amplia gama de especies vegetales, desde el olivar y el almendro hasta el viñedo, causando un gran impacto ecológico y económico.
Landa, que lidera también la plataforma SolXyl sobre Xylella fastidiosa del CSIC, ha indicado que la asamblea “ha servido para que los distintos grupos integrantes del proyecto pongan en común sus avances y contribuciones relevantes al estudio de la Xylella porque BeXyl persigue dar un paso adelante y superar el estado inicial de emergencia fitosanitaria a proponer y evaluar medidas novedosas para lograr un manejo sostenible de las enfermedades que causa esta bacteria”.
A lo largo de seis sesiones se han abordado cuestiones como los factores que impulsan las epidemias en Europa, las nuevas estrategias y métodos de vigilancia y detección temprana de la bacteria, cómo conseguir el aumento de la resiliencia de las plantas a la infección o los impactos ecológicos, sociales y económicos de la bacteria, entre otros aspectos.
Precisamente, según se ha puesto de manifiesto en este encuentro, la diversidad, complejidad y dificultad de los trabajos que vienen desarrollando los distintos grupos de investigación de BeXyl, que celebrará su próxima Asamblea General anual en el INRAE (Partner 8) en Francia, hace necesario aumentar la frecuencia y la interacción entre los socios para un mejor ensamblaje entre los paquetes de trabajo.