La Gran Fiesta Mundial del AOVE

Allí recibimos a productores nacionales, pero también a una gran delegación internacional provenientes de países como Italia, Brasil, Croacia, Líbano, Israel... ¡o incluso China! Todos ellos recogieron sus trofeos de Mejor de Cada Categoría, TOP10 Producción Limitada, Mejor Mujer Productora, TOP10 AOVE Saludable y Mejor Packaging Premium, Innovador y Retail.

Pero si hay un galardón que me hace especial ilusión año tras año -además del dedicado a las productoras-, es el de Embajador del AOVE. Todavía recuerdo con emoción cuando se lo entregué a mi admirada Isabel Coixet antes de la pandemia...

En esta edición, otorgamos este premios a dos profesionales totalmente diferentes en el ámbito laboral, pero unidos por su pasión por el virgen extra: el cómico Joaquín Reyes y el chef y socio de Grupo La Ancha Nino Redruello.

El primero de ellos nos regaló un monólogo al recoger su trofeo que parecía sacado de uno de sus desternillantes sketches televisivos. El público no dejó de reír desde que abrió la boca hasta que se bajó del escenario. “Yo soy como el AOVE: rubio, atractivo, valioso e incluso beneficioso”, afirmó. Y la sala se llenó de carcajadas, al tiempo que se le oía pedir que le regalaran su peso en AOVE. ¡Ojo, que no parecía broma cuando empezó a buscar una báscula por sala!

Después llegó Nino y, con él, las emociones a flor de piel. Habló como el chef humilde que es, como el digno heredero de cuatro generaciones y 103 años de historia dedicados a dar de comer bien. “El AOVE es el único alimento capaz tanto de ser absoluto protagonista en una ensalada como de perder el ego y echarse a un lado en un sofrito para dejar brillar a esa cebolla o a ese pimiento”, sentenció Redruello, y yo con la piel de gallina. Finalizó su corta intervención -podría haber estado escuchándole un día entero- diciendo que estaba tremendamente contento de recibir este galardón porque “está vinculado a un producto inevitablemente ligado a las personas, a la tradición, a la cultura y a la pasión”, para concluir con un deseo: “espero ser un gran embajador del AOVE”. Ya lo eres Nino. Ojalá tuviésemos en España -¡y en el resto del mundo!- chefs, empresarios y, en definitiva, personas como tú.

Salgo de esta resaca feliz, casi sin querer salir de ella, con ganas de seguir disfrutando de esta Gran Fiesta Mundial del AOVE en la que se ha convertido la Gala EVOOLEUM. ¡Nos vemos en la próxima!

La Gran Fiesta Mundial del AOVE

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