Los objetivos principales del proyecto MECA -que espera concluir sus trabajos en 2025- son el uso de un sistema monitorizado y automatizado para la mejora de la gestión del plan de fertilización y del agua de riego de los cultivos; y el uso de aguas de procesos agroindustriales y agropecuarios en las fincas para la obtención de bioestimulantes agrícolas y biorremediadores de suelos a partir de microalgas, generando aguas aptas para los cultivos estableciéndose una economía circular, según ha informado Asaja-Sevilla en su página web. También persigue la reducción del uso de abonos nitrogenados respetando el medio ambiente reduciendo lixiviaciones, así como de la huella de carbono y ahorro energético; la mejora de la estructura de suelos agrícolas y de la gestión del riego; y la obtención in situ de un producto de alta calidad que mejora la productividad de los cultivos y permite reducir el uso de fertilizantes. Una vez puestos a punto los distintos protocolos para el desarrollo de la fase de campo, el proyecto ha puesto en marcha las parcelas demostrativas que, durante dos campañas agrícolas, servirán para validar y escalar la metodología propuesta.