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'Hay que ser muy sostenible para ser almendra europea', la campaña de promoción de la almendra ibérica

"Hay que ser muy sostenible para ser almendra europea", la campaña de promoción de la almendra ibérica

martes 09 de julio de 2024, 12:41h

Bajo el lema "Hay que ser muy sostenible para ser almendra europea", la Agrupación de Exportadores de Almendra y Avellana de España (SAB-Almendrave) y el Centro Nacional de Competências dos Frutos Secos de Portugal (CNCFS) están desarrollando una campaña de promoción centrada en la sostenibilidad en el proceso de producción de la almendra ibérica y dirigida a cuatro mercados de la UE: España, Portugal, Francia y Alemania.

En los mercados europeos, la almendra europea compite contra otros productos provenientes de Estados Unidos o Australia que no tienen por qué cumplir con unos estándares tan elevados, sobre todo en lo que se refiere a la sostenibilidad. Aproximadamente el 70% de las almendras consumidas en Europa proceden de EEUU. En Alemania, alrededor del 65% de las almendras importadas son californianas, mientras que el 20% son españolas (datos del Banco Mundial en 2021). Más del 50% de las importaciones de Francia provienen de España, pero EEUU y Australia todavía representan casi el 30%.

España es el tercer país consumidor de almendra, con 114.164 toneladas en 2020, sólo superado por EEUU e India. Su destino principal es la industria de la confitería, los turrones, los chocolates y la pastelería. Con 2,44 kilos por habitante y año, nuestro país es uno de los principales consumidores per cápita. Portugal, por su parte, casi ha doblado el consumo en apenas seis años, pasando de 3,8 kg./habitante/año en 2014 a 6,5 kg./habitante/año en 2020. Actualmente, ronda las 67.000 t. al año, contabilizando tanto producto natural como procesado. En Alemania, uno de los mayores consumidores en Europa gracias a la potencia del sector de los chocolates con almendra, se consumieron 83.938 t. en 2020, lo que supone un 14% más que en 2016. Mientras tanto, Francia es el mayor consumidor europeo de harina de almendra, con una importante industria vinculada a ésta, y supera anualmente las 40.000 t.

Una de las tendencias de consumo que están elevando la demanda de almendra en todos estos países es la sustitución de las proteínas animales por otras de origen vegetal. Estos consumidores suelen optar por elaboraciones como snacks, harinas, leches, pastas o helados.

Líneas de actuación

La campaña de promoción de SAB-Almendrave y el CNCFS tiene como objetivo aumentar el grado de conocimiento y notoriedad de la almendra europea, así como incrementar su demanda y facilitar su expansión, y se articula en torno a una estrategia 360º que combina una parte informativa con otra creativa.

La primera aspira a comunicar las características diferenciadoras de la almendra europea. Entre ellas figuran la sostenibilidad ecológica y social, su excelente gestión del agua, la importante inversión en I+D realizada por los productores para asegurar su calidad y seguridad alimentaria, o su liderazgo en lo que a producción ecológica se refiere.

Respecto a la creatividad, se ha optado por un mensaje directo y potente para resaltar ese importante componente de sostenibilidad. Asimismo, se ha creado un sello que estandarizará la campaña en todos los medios y países, pero que también servirá para transmitir de un solo vistazo los valores de la almendra europea. Como protagonista de la campaña se ha elegido a una gran conocedora de los frutos secos, la ardilla. Un animal simpático, comprometido con el mundo natural y muy activo y saludable que transmite mejor que nadie todos esos valores con los que se identifica la almendra de Europa.

La almendra ibérica, agricultura de bajo impacto

Uno de los factores que se pone en valor en esta campaña es que el cultivo de la almendra ibérica es un ejemplo perfecto de agricultura de bajo impacto y sostenible en un área especialmente vulnerable al cambio climático.

Así, un estudio publicado en 2013 por el Gobierno de Aragón calculaba que cada hectárea de almendro en regadío fija 22,24 toneladas de CO2 al año. Extrapolado a toda la Península, esto significaría que el bosque de almendros ibérico secuestraría cada año alrededor de 16.900.000 t. de CO2, una cantidad superior a la que emite toda la ciudad de Barcelona. Y ello sin contar con que muchas de las explotaciones disponen ya de programas para la generación de energías renovables.

Por otra parte, y en lo que se refiere a la gestión del agua, el sector está profundamente comprometido con el uso responsable y eficiente de este recurso que, en una zona con un estrés hídrico tan importante como el que sufre la Cuenca Mediterránea, resulta particularmente valioso. El 85% de los almendros cultivados en los dos países están en régimen de secano; mientras que las explotaciones en regadío están apostando por la tecnología para limitar su consumo, llevando a cabo planes de riego a demanda por parte de cada finca, controlados de manera remota por medios tecnológicos.

Otro punto a favor de la sostenibilidad de la almendra europea es el relativo a la biodiversidad y su riqueza genética. Sólo en España se cultivan más de 100 variedades, algunas milenarias. Además, en los países mediterráneos éstas son por lo general de cáscara dura, lo que las hace más resistentes a las plagas de parásitos y a los efectos de los insecticidas, así como a otros agentes externos durante los procesos de almacenamiento y tratamiento industrial, reduciendo la necesidad de aplicar productos fitosanitarios.

Finalmente, los campos de almendros constituyen un eficaz freno contra la erosión en un terreno muy susceptible a ella, sobre todo en zonas en pendiente. Al plantarse en terrazas, mejoran la estructura del suelo, permiten la retención del agua y contribuyen a la creación de vida microbiana; además de funcionar como cortafuegos naturales, ya que evitan en buena medida la propagación de las llamas.

Referentes en la producción de almendra ecológica

Otro de los factores que se comunica tiene que ver con las ventajas competitivas del sector ibérico en cuanto al clima, que facilita que muchas producciones -sobre todo las más tradicionales, de secano- puedan ser certificadas como producto ecológico. Alrededor de un 21% de la superficie total en España ya lo está, y a ella hay que sumar unas 5.000 hectáreas en Portugal (datos del INE en 2019). EEUU y Australia le dedican alrededor del 2% de la superficie de cultivo, centrándose especialmente en explotaciones superintensivas. Esto coloca a la Península Ibérica como un gran referente mundial en la producción de almendra ecológica, representando sin duda una gran oportunidad de futuro.

En este sentido, SAB-Almendrave y CNCFS están apostando por incentivar entre sus asociados dicha transformación a la agricultura ecológica. La demanda de este tipo de productos no para de aumentar y su precio es igualmente más elevado, dado que el consumidor está dispuesto a pagar algo más por un producto de calidad y respetuoso con el medio ambiente. En 2030, y según un estudio de la consultora Precedence Research, se estima que el mercado global de la alimentación ecológica crecerá con una tasa del 12% interanual hasta alcanzar los 497.000 millones de dólares anuales.

Economía circular

El sector de la almendra ibérica también está avanzando con éxito en lo que se refiere al aprovechamiento de los subproductos que genera. Algo fundamental a la hora de minimizar los residuos y promover la economía circular. Y los usos para ellos son diversos.

Así, la cáscara de almendra es un material perfecto para la generación de energía por medio de biomasa y uno de los más usados entre los residuos agroindustriales, según indica la guía de biocombustibles publicada en 2022 en el marco del proyecto europeo AgroBioHeat. Supone entre el 62% y el 78% del peso total del fruto, por lo que se estima que la Península Ibérica genera unas 314.000 t. de cáscaras al año. La guía indica que, si ésta se almacena de modo correcto y se somete a un mínimo tratamiento para homogeneizar el tamaño de las partículas, “se puede obtener un biocombustible sólido de buena calidad”. Las pieles de almendra, ricas en fibra, ya no se consideran ni siquiera un residuo, pues se incorporan cada vez más a diversos alimentos funcionales, pudiéndose obtener a partir de ellas excipientes para productos veterinarios.

Modelo de producción europeo

Junto a lo anteriormente citado, la campaña destaca que la almendra ibérica forma parte del modelo de producción más exigente en términos de sostenibilidad ambiental, seguridad alimentaria y calidad de todo el mundo: el europeo. De este modo, tiene que cumplir con una serie de requisitos muy estrictos a nivel de prácticas agrícolas y de uso de productos fitosanitarios, entre otros.

En lo que a seguridad alimentaria se refiere, los asociados de SAB-Almendrave y CNCFS cumplen con el Protocolo Mundial de Seguridad Alimentaria, funcionando mediante un sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico (APPCC). Para ello, cuentan con laboratorios propios perfectamente dotados y especializados en la realización de todo tipo de analíticas, según la normativa existente, con el fin de garantizar la mayor calidad de su gama de productos.

Además, SAB-Almendrave está adherida al Código de Conducta sobre Prácticas Comerciales y de Marketing Responsables, que constituye una herramienta clave de la estrategia “Del campo a la mesa” de la Comisión Europea. En este marco, fomenta que sus miembros pongan en marcha acciones de sostenibilidad y prácticas comerciales con metas aspiracionales. Y, en un esfuerzo por innovar, esta organización trabajó en el seno del Grupo Operativo “Detección y erradicación de almendra amarga”. Un proyecto que persiguió desarrollar sistemas capaces de detectar y eliminar almendras amargas en partidas dulces a través de la tecnología, sin utilizar agentes químicos peligrosos ni generar residuos tóxicos.

Lucha contra la despoblación rural

La sostenibilidad del cultivo del almendro no se limita a las consideraciones medioambientales, pues también se trata de un producto socialmente sostenible. Y es que contribuye a fijar población en el medio rural y fomentar el emprendimiento, así como a crear riqueza y bienestar en zonas con escasa actividad económica. De hecho, la mayoría de las plantaciones se encuentra en centros poblacionales pequeños y medianos. Dos de las cuatro comunidades autónomas españolas con mayor superficie productiva (Castilla-La Mancha y Aragón) forman parte de la llamada España Vaciada, donde la despoblación se sufre con especial virulencia. Lo mismo sucede en Portugal: las cuatro subregiones de Trás-os-Montes, Beira Baja, Bajo Alentejo y Alto Alentejo figuran entre las que menos densidad de población tienen, y también entre las que concentran más explotaciones de almendra.

Se trata, por tanto, de un sector comprometido con el territorio y con sus valores paisajísticos, ayudando activamente a su mantenimiento, ya que contribuye a la biodiversidad del ecosistema.

Bienestar y nutrición

Como elemento clave de la Dieta Mediterránea desde tiempos inmemoriales, el perfil nutricional de la almendra es muy completo, siendo imprescindible -como el resto de los frutos secos- a la hora de mantener una alimentación saludable. Cuenta, por ejemplo, con un elevado contenido en grasas -sobre todo, insaturadas, esto es, las que benefician la salud cardiovascular- y un gran aporte de proteínas vegetales de buena calidad, completas en cuanto a su contenido en aminoácidos esenciales.

Su valor calórico es elevado, pero precisamente por ello posee un importante poder saciante. Entre los minerales, es reseñable el calcio. De hecho, se trata de una de las fuentes vegetales más ricas en este último, por lo que la bebida de almendra suele emplearse como sustituto de la leche de vaca cuando existe una intolerancia, recomendándose su consumo para fortalecer los huesos y prevenir la osteoporosis.

A ello contribuye su contenido en fósforo, que también garantiza una buena calidad de los huesos. Además, posee cantidades moderadas de vitaminas del grupo B y es una buena fuente de vitamina E, de acción antioxidante -a la que se suman dosis relevantes de zinc y de fitoesteroles-. Por todo ello, las almendras se recomiendan a niños en edad de crecimiento y deportistas.

Atributos destacados

Entre sus atributos más destacados se encuentra su alto contenido en grasas insaturadas: 39 gramos por cada 100 gr. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), “se ha demostrado que la sustitución de grasas saturadas por insaturadas en la dieta disminuye el colesterol en la sangre. Una tasa elevada de colesterol constituye un factor de riesgo de cardiopatías coronarias”.

Asimismo, se trata de una fuente de proteínas de origen vegetal (19 gr. por cada 100 gr.). Las proteínas que contienen son de buena calidad, completas en cuanto a su contenido en aminoácidos esenciales. Cabe destacar también su elevado contenido en fibra -8 gr. por cada 100 gr.-, que sobresale sobre el resto de los frutos secos; y su alto contenido en vitamina E (24 mg. por cada 100 gr.). Según la AESAN, la vitamina E “contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo”. Apenas 50 gr. de almendra cruda aportan el 100% de la ingesta diaria recomendada.

Por último, no hay que olvidar su elevado contenido en fósforo, magnesio, calcio, zinc y como fuente de hierro. Una ración de 20 gr. de almendra cruda aporta el 15% de las ingestas diarias recomendadas para fósforo y magnesio, y alrededor del 6% de las señaladas para hierro, potasio y calcio.