El aceite de oliva es una piedra angular de la agricultura en la región del Mediterráneo Meridional y Oriental (SEMED), con profundas raíces históricas y una creciente demanda mundial. Este sector impulsa los ingresos, la creación de empleo, las exportaciones y el desarrollo sostenible, en particular en una región que se enfrenta a una creciente escasez de agua y agotamiento del suelo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD, por sus siglas en inglés) han apoyado al sector del aceite de oliva de SEMED desde 2013, comenzando en Túnez y Marruecos, y expandiéndose a Egipto, Jordania, Cisjordania y Gaza en 2019.
La FAO y el BERD se centran en mejorar la calidad y la competitividad para integrar mejor a los países de SEMED en los mercados internacionales. Su programa abordó las principales lagunas de conocimiento, promovió el crecimiento de las exportaciones, alentó la participación del sector privado, facilitó el diálogo público-privado y fortaleció la cadena de suministro para optimizar el impacto económico del sector. Como resultado, el programa ha mejorado el diálogo, impulsado la calidad del aceite de oliva, estabilizado los rendimientos anuales, mejorado la seguridad alimentaria y la trazabilidad y aumentado el acceso al mercado en Europa, América del Norte y con negociaciones en curso para la entrada en Reino Unido.
En los últimos 30 años, la producción mundial de aceite de oliva se ha duplicado para satisfacer la creciente demanda, lo que pone de relieve la necesidad de la sostenibilidad ambiental y económica en medio de desafíos como el cambio climático y la escasez de agua, las enfermedades de las plantas, el cambio de temperaturas y la erosión del suelo. La producción futura hará hincapié en los avances tecnológicos que mejoran la eficiencia, la calidad y la sostenibilidad, equilibrando los impactos ambientales con mejores evaluaciones del ciclo de vida.
Para que los sectores del aceite de oliva del norte de África sigan siendo competitivos y sostenibles, es esencial una estrategia a largo plazo. Las prioridades incluyen mejorar la productividad mediante las mejores prácticas agronómicas y la agricultura de precisión para abordar la vulnerabilidad climática y las limitaciones de recursos. Abordar la escasez de mano de obra y el envejecimiento de los agricultores, apoyar a los productores jóvenes y mujeres e involucrar a los recién graduados es esencial para la supervivencia y la resiliencia de la industria, especialmente en Marruecos y Túnez.
La transformación digital es vital para la modernización, ya que ofrece oportunidades para abordar los desafíos económicos y ambientales. La digitalización permite la gestión sostenible de los recursos naturales a través de la geolocalización, la adquisición de datos sobre el estrés hídrico, el monitoreo climático, la agricultura de precisión y los tratamientos fitosanitarios.
La modernización de las almazaras también es importante para mejorar la eficiencia, la calidad y los beneficios ambientales. Esto incluye la adopción de tecnologías avanzadas como la extracción al vacío y el ultrasonido, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.
Las tendencias de consumo también están transformando el mercado del aceite de oliva. La globalización ha diversificado los hábitos alimentarios, mientras que las generaciones más jóvenes adoptan cada vez más una alimentación consciente, valorando la calidad de los ingredientes, la nutrición y la sostenibilidad. Existe una creciente demanda de aceites de oliva vírgenes extra únicos, incluidas las opciones de una sola variedad, orgánicas y de origen específico, con una mayor apreciación de los perfiles sensoriales distintivos que reflejan la diversidad de variedades de aceitunas. Satisfacer esta demanda requiere explorar nuevos usos para el aceite de oliva virgen extra de alta calidad, como mejorar las propiedades antioxidantes y los perfiles nutricionales, más allá de las aplicaciones culinarias tradicionales.
El uso creciente de subproductos del aceite de oliva en cosméticos y productos de salud, especialmente entre las mujeres, subraya un cambio hacia ingredientes naturales y sostenibles en las industrias del cuidado personal y el bienestar. Conocido por sus propiedades hidratantes y antioxidantes, el aceite de oliva se está convirtiendo en el ingrediente favorito en las fórmulas para el cuidado de la piel. Los subproductos como el extracto de hoja de olivo y el aceite de orujo de oliva se están reutilizando para crear valor a partir de materiales previamente descartados. Esta tendencia tiene un potencial sin explotar para los países de la región del SEMED, en particular Marruecos y Túnez, donde cada vez más mujeres productoras están adoptando la innovación.
Este movimiento no sólo minimiza los desechos, sino que también se alinea con las preferencias de los consumidores por productos ecológicos y de origen ético. Las mujeres, que a menudo influyen en las decisiones de compra en los sectores de la belleza y la salud, buscan cada vez más soluciones naturales y efectivas para el cuidado de la piel. La incorporación de subproductos del aceite de oliva en los cosméticos satisface esta demanda y respalda la economía circular de la industria del aceite de oliva. Esta tendencia subraya el potencial de innovación del sector del aceite de oliva, alentando a los productores a explorar nuevos mercados y líneas de productos que se extiendan más allá de las aplicaciones alimentarias tradicionales, mejorando así la versatilidad y la importancia de los subproductos del aceite de oliva en los mercados de la salud y la belleza.
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